Mi visión
Respetuosa, holística y humana
¿Estáis al límite de vuestras fuerzas, agotados, agobiados, perdidos y os preguntáis cómo conseguir que vuestro bebé se duerma?
¿Os preguntáis cuánto tiempo va a durar, si va a ser capaz de dormir mejor, de dormirse solo, de dormir o alargar las siestas?
Os ofrezco soluciones suaves y cuidadosas que funcionan para que toda la familia vuelva a dormir.
Holística y humana...
Es muy poco frecuente que los despertares nocturnos se deban a un único factor. Para que vuestro hijo pueda cumplir de forma serena con los ciclos de sueño y se duerma de forma apacible y autónoma, todo es importante: la higiene de vida general y su rutina, el ritmo biológico de sueño, la salud general, la alimentación, la historia desde que estaba en el vientre de su mamá, la personalidad, el entorno, el ambiente en el que duerme, las necesidades sensoriales y emocionales, la fase de desarrollo en la que se encuentra, las emociones de las personas que le rodean, el estilo de vida y las elecciones educativas de los padres. ¡La lista es amplia y variada! El coaching que ofrezco tiene en cuenta cada uno de estos elementos, sin juzgarlos nunca.
Respetuosa y suave...
Cada niño es único y va a su propio ritmo. La paternidad es un auténtico desafío y cada padre reacciona de manera diferente a la hora de afrontar el cansancio y el estrés. Las soluciones que ofrezco respetan la personalidad y el ritmo del niño, así como su sensibilidad y capacidad para adaptarse a los cambios. Respetan también los objetivos y prioridades de los padres.
Por otro lado, nunca recomendaré dejar a vuestro niño llorar solo. No responder a los llantos de vuestro hijo es como mostrarle que no estáis ahí cuando necesita ayuda, lo que influye en su estrés y puede poner en peligro su vínculo con los padres.
Coach y mamá...
Ya he pasado por ahí: he/hemos experimentado la falta de sueño, el círculo vicioso generado por el cansancio extremo, y fuimos a buscar soluciones suaves y respetuosas que funcionaron. Pudimos volver a dormir, recuperamos un equilibro familiar y el loco placer de ser padres. ¡Y, por tanto, nuestra hija se aprovechó al máximo de ello y durmió cada vez mejor!